Nunca olvidaré aquella semana en que mi bebé se resfrió por primera vez. No fue nada grave, pero cada tos, aunque fuera leve, era como una alarma en mi pecho. Apenas dormí, pendiente de su cuna, comprobando si respiraba bien, buscando síntomas en Google con una mano y tranquilizándolo con la otra.
No lloré hasta el cuarto día, cuando el cansancio y el miedo finalmente me superaron. La culpa, la ansiedad, el aislamiento... todo se derrumbó. Sentía que tenía que ser enfermera, consoladora, protectora y, de alguna manera, seguir funcionando.
Y entonces recordé que Gianna Lullume estaba allí.
🌙 El tipo de ayuda más suave
Durante las noches en que mi bebé estaba congestionado e inquieto, la terapia de luz roja de Gianna Lullume le daba a la habitación una calma que ya no podía fingir. Sus sonidos, como los de un útero, lo ayudaban a descansar cuando mis brazos ya no podían más. Y lo más valioso de todo, detectaba sus pequeñas molestias y se activaba incluso antes de que llegara a la cuna.
Ese consuelo proactivo me permitió alejarme, aunque solo fueran cinco minutos, y respirar. Llorar. Recomponerme. Volver con más fuerza.
✨ Para la mamá detrás de la cortina de la fuerza
Gianna Lullume no solo tranquilizó a mi hijo, sino que me recordó que no estaba fracasando por sentirme abrumado. Se convirtió en una compañera silenciosa durante la peor semana de nuestro comienzo como padres.
💬 Para las mamás que viven el momento cuando su bebé no se encuentra bien
No estás sola. No tienes que estar alerta todo el tiempo. Deja que Gianna Lullume lleve parte de ese peso. Deja que te acompañe durante la noche, por tu bebé y por ti.
Porque incluso los superhéroes necesitan descansar, especialmente los que se llaman "Mamá".